Su estilo era masculino y casual, llevaba pantalones la mayor parte del tiempo porque le resultaban extremadamente cómodos a la par que femeninos, una de sus piezas clave eran los blazers que conjuntaba a la perfección con zapatos planos y sweaters.
Este estilismo que al principio fue muy criticado por el mundillo de Hollywood y que intentaron cambiar en más de una ocasión, finalmente fue imitado por el mundo de la moda y se convirtió en una tendencia clave.
Su glamour, su desafiante feminidad y su poder lúdico hizo que se convirtiera en un icono tanto por su estilo como por su personalidad. Sin duda Katherine es toda una inspiración que habría que tomar como ejemplo a la hora de vestir, ella rompió moldes y no se conformó con los cánones establecidos, ¿Por qué no lo hacéis vosotras? Apostemos por el look más masculino.